Artur Mas y Carles Puigdemont, en la clausura del congreso de refundación de CDC.

Artur Mas y Carles Puigdemont, en la clausura del congreso de refundación de CDC.

Política

Dirigentes convergentes dan un año de vida política a Artur Mas

La ausencia del expresidente catalán en la primera ejecutiva del nuevo PDC dispara la sensación de provisionalidad del último bastión pujolista

31 agosto, 2016 00:00

Artur Mas no está dispuesto a presenciar la debacle de la refundada Convergència. “Le doy un año”, aseguró una veterana dirigente del partido, tras la sonora ausencia del expresidente de la Generalitat de la primera ejecutiva del Partit Demòcrata Català (PDC) celebrada a finales de julio. Un partido que se ha empeñado en liderar el propio Mas, cargándose de un plumazo la imagen de transparencia y democratización del partido prometida antes del congreso de refundación de CDC.

Fuentes próximas a PDC explican a Crónica Global que crece la sensación de provisionalidad de Mas al frente de un partido cuyas riendas se han depositado en la figura de Marta Pascal. La meteórica carrera de esta joven ha sorprendido a propios y extraños. Y aunque de momento permanece a la sombra de un líder que todavía tiene un enorme ascendente en la militancia, estas fuentes aseguran que llegará un momento en que tendrá que poner a prueba su capacidad de reflotar un partido que cae en barrena electoralmente ante la mirada satisfecha de ERC, mientras que la confluencia de izquierdas de Ada Colau permanece al acecho para dar el salto.

Debacle electoral

La posibilidad de una nueva sangría de votos si hay terceras elecciones generales y adelanto electoral en Cataluña --Carles Puigdemont no tiene atada ni su cuestión de confianza ni los presupuestos para 2017-- obligaría a los antiguos convergentes a dar carpetazo definitivo al “pujolismo” que todavía representa Artur Mas junto a dirigentes como Jordi Turull o Lluís Corominas. Él lo sabe, pero quiere pilotar esa transición, convencido de que el exalcalde de Girona todavía está verde para asumir el liderazgo total y explícito de un independentismo conservador disfrazado de guiños socialdemócratas y republicanismo.